martes, 26 de mayo de 2009

El hombre que susurraba a los soldados

Desperté... llovia, miré al cielo... recordé porque estaba allí...

Un domingo soleado, salí a pasear con mi esposa, Madeleine, y mis dos hijos, Mike y Jonh. Salimos de nuestra acogedora casa, con un jardín maravilloso, mi gran amigo Joe, mi pequeño perro, dando los buenos dias a nuestro amable vecino, que se hallaba cortando el cesped con una sonrisa de oreja a oreja. Nos subimos en nuestro coche, un coche grande, familiar, y nos dirigimos al centro de la ciudad, al centro de la ciudad con un gran centro comercial, con muchas tiendas de diferentes colores y aromas.

-Papa- Me dijo el pequeño Jonh- Quiero ir a la tienda de videojuegos, ¿Puedo ir?
-Papa- Me dijo mi hijo mayor, Mike.- Voy con él, que quiero ver las ofertas, ¿Podemos ir?

Los miré, sonreí y asentí.- Esta bien, pero a las dos en punt os quiero ver en el coche que iremos a otro sitio.- Dije.

Los niños se alejaron, mi amada esposa, me miró, sonrió y me abrazó.

-Querido, ire a comprar ropa de primavera para todos.

Esta bien, le dije, a las dos en punto nos vemos en el coche, sonreí.

Mi esposa, se alejó, sonriente y preparada para conseguir las mejores ofertas para la família.

Pasaron las horas, me dediqué a mirar las tiendas desde fuera, ver como las famílias sonreian, todo era perfecto, maravilloso, ¿Quien queria más?.

Salí del centro comercial, eran la una y media, me apetecia despues de andar varias horas, fumarme un cigarro. Me dirigí hacia el coche, me apoye en el capo y me encendi un cigarro, esperando a que mi família saliera.

Todo era perfecto, maravilloso, giré la cabeza para mirar a una família que se subia a su coche y se volvia a su dulce hogar, cuando de repente... Sonó un ruido, muy fuerte... fuego... cristales caidos... gritos... sangre... llantos...

Cuando me quise dar cuenta de lo ocurrido, a policia, los bomberos, las ambulancias, sus sirenas no paraban de sonar, corrí... grité... ¡Mi família!... Un polcia intento pararme, no podia, me tiraron al suelo entre cuatro policias, intentaban tranquilizarme pero yo seguia gritando... ¡Mi família!

Pasaron las horas, me volví loco, no sabia donde ir, donde buscar a mi única família, llegue a los hospitales, estaban colapsados, me dijeron que me fuera a casa, que tenian mi telefono.

Así hice, me fui a casa, una casa que habia perdido todo su calor, color y por supuesto, mis seres queridos no estaban....

Encendi la televisión, y pusé las noticias. Atentado... Dejé de respirar un instante al oir esapalabra, ¿Porque?, empezaron las preguntas en mi mente....

Lloraba, estaba llorando, y uno de mis compañeros de trincheras, me abrazó.

-Señor, me dijo, Señor los hombres esperan.

Entre lágrimas les dije que se acercaran.

- No deberiamos estar aquí, susurre, deberiais estar con la família, seguí susurrando, marchaos, no merece la pena perder la vida, segui susurrando entre lagrimas, estamos haciendo lo mismo que ellos, ¿Para que tenemos a los políticos?, pues para solucionar este tipo de problemas sin llegar a matar a nadie, la violencia es lo que nos esta destruyendo... Patria... que es eso, venimos a este lugar con la mente en blanco solo con dos palabras... Patria y venganza, continue susurrando.

Entre lágrimas y más lágrimas, nos miramos, cogimos nuestras armas y nos pusimos a andar... Traición -pensé-.

No llegamos a nuestro destino, todo acabó, un niño, delante nuestro, no nos dio tiempo a reaccionar, el niño estaño en mil pedazos....

2 comentarios:

  1. Para terrorismo: el miedo a perder el empleo al que nos somete el sistema capitalista, que por cierto crea las desigualdades sociales que crean las guerras.

    Por lo demás un relato estupendo ¿para cuándo otro?

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  2. El sistema capitalista no crea las desigualdades sociales, sino las personas que lo constituyen. Porque las personas son desiguales, aunque las metáforas políticas nos hagan pensar lo contrario. Dime un sistema político que no lo sea... La lucha no es contra el sistema, es contra aquéllos que se aprovechan de la desigualdad. La lucha es contra nosotros mismos. Si no fuera así, no nos mataríamos entre nosotros. Pero lo hacemos... Nos resulta más fácil matarnos que ponernos de acuerdo. Salvo que sea para ponernos de acuerdo en matarnos entre nosotros. En susurrar a los soldados...

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